Es un edificio del s. XVIII de formas graciosas y proporcionadas. Su planta, en origen, fue de cruz latina, pero debido a un derrumbe del edificio en 1811-1812 conserva el brazo del lado de la epístola más largo que el del evangelio. Su construcción comienza en el s. XVII, se amplia en 1711, según una inscripción que recorre el anillo de la cúpula del crucero y se concluye en 1759.
Se accede a la Iglesia a través de un arco de medio punto con dovelas de ladrillo enmarcadas por pilastras. A ambos lados del arco hay dos escudos de cerámica rosácea. Presenta espadaña con dos cuerpos, el inferior de ladrillo visto y el superior ensalado, todo rematado por una veleta con curz de hierro.
La Iglesia cuenta con una sola nave con tres tramos cubiertos con bóvedas de arista separados por arcos fajones.
La pila bautismal es de mármol rojo de Cabra de 1799. Destacan varios retablos como el de S. Isidro, obra de Pedrajas, en el que aparecen estípites de formas geométricas superpuestas recubiertas de grecas de talla. Otro retablo a destacar es el neoclásico de Nuestro Padre Jesús Nazareno compuesto por un solo cuerpo con hornacina central de medio punto flanqueado por dos columnas. Otros retablos significativos son los dedicados a la Virgen de las Lágrimas y a S. José.
En cuanto a las tallas, destacan la imagen de madera policromada de S. José, atribuida al círculo de Alonso de Mena y fechada hacia 1630. La talla de S. Francisco de Asís es obra de un seguidor de José de Mora datada hacia 1700. La imagen barroca de S. Isidro Labrador, Patrón de la Villa, es de gran realismo y está relacionada con la escuela granadina de Los Mora en torno a la segunda mitad del S. XVII. De la misma escuela y fecha es la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que lleva peluca a pesar de tener el pelo trabajado en la madera.
Finalmente, hay que mencionar dos pinturas situadas en la nave central.
La primera es una obra anónima, que representa la Santísima Trinidad, y que Fernando Leiva relaciona con Antonio del Castillo sobre mediados del S. XVII. La segunda es otra obra anónima con una detallada escena de uno de los momentos del Camino del Calvario. Ha sido fechada por Alberto Villar en torno a 1750.
Fuente: OSUNA GONZÁLEZ, SONIA: Parroquia de Ntra. Sra. del Rosario. Propuesta para la Declaración de B.I.C.
Uno de los monumentos más significativos de Fuente-Tójar es la fuente, con su pilar, caños y templete de San Antón, que se sitúa en la plaza principal de la localidad.
La fuente, a lo largo de la historia, ha contado con varios diseños y emplazamientos.
Desde el siglo XIX, el monumento con sus caños y pilar,
situado en el centro de la Plaza de La Fuente, estuvo siempre coronado por un templete, en un primer momento de yeso, en cuyo interior se encontraba una imagen de San Antón, muy venerada en el
pueblo. La imagen, de barro cocido, fue sustraída del lugar durante la II República y llevada a los callejones del Mercado de Abastos, donde la encontró destruida Antonio Matas Ávalos, que la
donó al Museo fragmentada en una caja de cartón. La imagen se halla en una vitrina del Museo, una vez que fue reconstruida por Fernando Leiva Briones.
A mediados de la década de los 50, el pilar se trasladó al centro del muro que bordeaba la Plaza en dirección al Positillo y se colocó otra escultura de San Antón, ya de granito, permaneciendo así hasta su remodelación a principios de la democracia. En la década de los 70, la escultura de granito también fue sustraída, desconociéndose desde entonces su paradero. Desde esa fecha y hasta el 17 de enero de 2015 el templete de granito ha permanecido sin ninguna imagen de San Antón.
Tras unos 40 años con el templete vacío, el Excmo. Ayuntamiento, a propuesta de la Delegación de Educación y Cultura, ha tenido a bien colocar una nueva efigie del Santo Patrón de los animales y que fue bendecida por las autoridades religiosas de la localidad el 17 de enero, coincidiendo con la festividad de San Antón.
La escultura ha sido realizada por el conocido escultor granadino Ramón Salarich Viñas que ha representado en la misma la simbología propia del Santo, como la cruz de Tau (por su origen egipcio y que también aparecía en el pecho de la imagen original tojeña), el báculo (por su condición de abad), el libro (como símbolo de sabiduría), la esquila (para ahuyentar las tentaciones) y el cerdo (por ser el patrón de los animales).
La escultura es de gres artístico esmaltado y mide 89 cms. de altura. Se sitúa sobre una peana de mármol/granito.
Se encuentra a unos 3 Km. del casco urbano, en la margen derecha de la carretera del Positillo. El nombre le viene dado por el propietario de la finca donde está situada.
En los últimos años ha venido sufriendo un progresivo deterioro.
Como su nombre indica, se encuentra en El Calvario. En ella tienen lugar varios actos en la Semana Santa como la salida de la procesión del Domingo de Ramos y el Vía Crucis del Miércoles Santo. Pero, sin duda, el acto principal tiene lugar la mañana del Viernes Santo cuando Nuestro Padre Jesús Nazareno imparte la bendición a los feligreses que lo acampañan en la procesión camino del Calvario.
Fue construida en 1920. Presenta un sólo cuerpo. Destacan los querubínes del techo. Un querubín es un tipo de ángel. Se consideran los guardianes de la gloria de Dios. Se suelen representar con la forma de un niño con alas o solamente la cabeza
En el patio de la antigua cooperativa de San Isidro, existen varias cuevas artificiales excavadas por nuestros antepasados en tiempo impreciso y que bien pudieron servir como lugares de hábitat o de culto en los más lejanos tiempos, utilización que se ha venido sucediendo en el tiempo (Antigüedad y Edad Media) hasta llegar a la actualidad, p.e., sirviendo de refugios a los tojeños durante la Guerra Civil ante los bombardeos de la aviación.
Son de destacar también la Torre-pararrayos de la Casería de la Alberquilla (conocida como de "los Calvo"), construida en 1919, el Mercado de Abastos de 1929 de ladrillo visto y la ermita de San José, construida en 1974, y donde se celebra la romería del mismo nombre el 19 de marzo.
Hay que visitar, además, el Mirador situado en el paraje de la Canteruela desde el que se observan unas bonitas vistas de la localidad, así como de otras poblaciones cercanas.
Pero, sobre todo, hay que pasear por las blancas calles y recoletas plazas de la Villa.